Un año después del estallido de la pandemia, aceptamos la idea de no poder esperar a que las cosas vuelvan a la normalidad. Al contrario, somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a una nueva realidad. Como dice el refran, la necesidad agudiza el ingenio. Entonces, ¿cómo cambiará nuestro enfoque de la innovación a medida que el mundo se recupere de la pandemia?
La crisis sanitaria mundial nos ha mostrado cómo la innovación no se centra exclusivamente en las nuevas tecnologías o el lanzamiento de nuevos productos: puede tomar muchas formas, incluida la adopción de nuevos métodos y procesos, pero también cambios de dirección en las estrategias corporativas para crear nuevo valor.
Comprender estos cambios en las tendencias relacionadas con la innovación permite a las empresas identificar y aprovechar oportunidades importantes que pueden hacerlas más resilientes en el futuro. A continuación se exponen algunas lecciones fundamentales aprendidas en el último año que redefinirán la forma en que innovamos en el panorama posterior al Covid.
El diccionario Treccani define la innovación como el acto de «introducir nuevos sistemas, nuevos ordenamientos, y nuevos métodos de producción». Como resultado de la pandemia, nuestra comprensión colectiva de este concepto ha evolucionado para incluir también la reutilización de los recursos existentes y crear así un nuevo valor. Antes de la crisis de Covid-19, la mayoría de las actividades de innovación de las empresas se centraban en aumentar la cifra de negocios y la eficiencia operativa. Las empresas rara vez planificaron el cambio, lo que se hizo más evidente a medida que las organizaciones luchaban por reaccionar a los desafíos planteados por la crisis.
Aquí es donde entra en juego el concepto de pivotar, o pivoting en inglés. Utilizamos esta expresión para describir una empresa que modifica su estrategia comercial utilizando recursos ya existentes, como habilidades, infraestructuras y cadenas de suministro, para afrontar un nuevo escenario en su sector provocado por un cambio en la demanda, por la evolución de las preferencias de los consumidores o por un período de crisis.
Uno de los ejemplos más conocidos de pivoting durante la pandemia fue el de la multinacional de lujo LVMH, que reconvirtió la producción de tres fábricas dedicadas a la elaboración de perfumes y cosméticos para empezar a producir toneladas de desinfectante para los hospitales de París.
Otro ejemplo significativo fue la colaboración entre la empresa de transporte privado Lyft y Amazon. Al comienzo de la crisis sanitaria, el uso de la aplicación Lyft colapsó debido a las medidas y a las restricciones de movilidad, mientras que los pedidos en Amazon aumentaban exponencialmente. A través de esta colaboración, Lyft reenfocó su negocio, utilizando la red de conductores para ayudar a Amazon con las entregas.
A medida que el mundo avanza, la capacidad de cambiar de dirección permitirá a las empresas crear nuevas oportunidades: un factor que muy a menudo, puede determinar su supervivencia o de lo contrario, su extinción.
Una de las muchas cosas que hemos aprendido durante el último año es priorizar lo que es realmente importante. Al cambiar su punto de vista, muchas empresas han podido identificar las necesidades esenciales y, en consecuencia, adaptar su estrategia y actividades. En este proceso, también se vieron obligados a reflexionar sobre sus prioridades y valores, a menudo reevaluando sus estrategias y actividades de innovación para centrarse en nuevos objetivos.
¿Qué efectos habrá en términos de innovación? A medida que las sociedades, los gobiernos y las empresas se recuperen de la crisis, el objetivo principal de la innovación será resolver problemas concretos, no innovar por el mero hecho de hacerlo. La innovación impulsada por un propósito específico tiene muchas más posibilidades de éxito que la que tiene el objetivo genérico de vender algo a alguien.
Entre las muchas tendencias que están surgiendo en este período en el que las economías mundiales comienzan a recuperarse, tres parecen ser las más influyentes para determinar en qué se enfocará la innovación del futuro.
En definitiva, la innovación es un concepto fluido que seguirá evolucionando. Por ello, las empresas que sean capaces de reconocer cómo aplicarlo en otras áreas, además de la creación de un nuevo producto, una nueva tecnología o un nuevo servicio para incrementar las ganancias, serán más flexibles y exitosas a largo plazo.